sábado, 14 de diciembre de 2013

Leyendas de la Calle del Sacramento

La Calle del Sacramento,
duerme en un encantamiento
de leyenda, y a la luz
de la luna nos inquieta
la medrosa silueta
de la casa de la Cruz.
Emilio Carrere


El hecho tuvo lugar en la calle Sacramento en la manzana enclavada entre esta calle y las del Rollo, la del Duque de Nájera y la de Madrid donde, actualmente se emplaza un aparcamiento municipal. La manzana referida está desaparecida pero era la número 183 de la Planimetría General de la Villa y estaba constituida por cuatro casas, ocupando una de ellas la mitad de la manzana. De las tres casitas restantes se sabe que una de ellas, la más grande, perteneció a Don Bernardino de la Canal de regidores de la Villa. Cualquiera de las dos casillas pudo ser el escenario de los amores que sufrió Echenique.


Parece que, una desapacible noche, el guardia de Corps, don Juan Echenique, caminaba por la calle Sacramento, cuando una voz de mujer proveniente de un balcón, llamó su atención. El apuesto caballero se lo pensó dos veces y atravesó el umbral, subió la escalera y accedió a la lujosa casa donde encontró a la desconocida dama y pasó con ella una gran noche de amor. Hora después, medio adormilado, el reloj de la iglesia de San Justo le recordó que debía volver al Palacio Real para el relevo. Salió con prisa del edificio y a la altura de la Calle Mayor,se percató de que había olvidado el espadín en la habitación de su amante. Regresó sobre sus pasos y al llegar a la puerta descubrió que la lustrosa casa lucía entonces un aspecto abandonado. Un candado impedía su paso, lo que le obligó a llamar sin descansó, pero nadie le respondió. Ante su insistencia, un vecino se asomó a la ventana y le informó que en esa casa no vivía nadie desde hacía más de cincuenta años. Ignorando al informador, Juan de Echenique, rompió la cerradura y accedió al lugar donde horas antes había yacido junto a su amante. Sin embargo, se encontró con un escenario muy diferente: muebles tapados y cubiertos de telarañas y suciedad. De pronto, reconoció un cuadro que ilustraba el retrato de la mujer con la que había pasado la noche. La fecha no dejaba lugar a dudas, fue pintado hacía más de cincuenta años.En ese instante, abandonó la casa no sin antes descubrir su espadín, ya mugriento.


 Cuentan los cronistas de la época que el galán guardia de Corps, tomó este suceso como una llamada del más allá ante su vida licenciosa, y decidió ingresar en un Convento. Parece que durante muchos años el Cristo de la Fe conocido como el Cristo de los guardias de Corps de la Iglesia de San Sebastián, acogió el espadín protagonista de esta leyenda. Y que los guardias portaron su imagen durante las procesiones de Semana Santa. De aquel dudoso amor nunca más se supo.


Otra de las leyendas sobre esta calle ocurrió en una casa en la que habitaban un noble moro y su esposa, mujer de extraordinaria hermosura, quien tenia como amante a un caballero español. Pasaron unos meses y, de la noche a la mañana, desapareció el galán hispano sin que ya mas se supiera de el. Como pasa siempre, al principio se comentó su ausencia y más tarde se le olvidó por completo. Transcurrido el tiempo, falleció el árabe y, entonces, la bella mora descubrió lo acaecido: su esposo había sorprendido juntos a los amantes y dado muerte a su rival. Para dejar impune su acción le habilitó una tumba en el tejado de la misma vivienda. La enamorada, como tributo a su amante, se convirtió al cristianismo y en su recuerdo hizo instalar una cruz de madera en el lugar que fuera durante algún tiempo la tumba del caballero español.


Hasta no hace muchos años, la Casa de la Cruz de Palo estaba a la contemplación del perplejo transeúnte de la calle Sacramento. Por ella todavía, en las noches de luna, vuelve a pasear el fantasma de Emilio Carrere con su capa y pipa inconfundibles, que va diciendo:

 La calle del Sacramento
 duerme en su encantamiento secular.
 Con sus mansiones, sus palacion infanzones
 tan dulces para soñar…


Otros blogs que te pueden interesar.




Image and video hosting by TinyPic

No hay comentarios:

Publicar un comentario