jueves, 15 de agosto de 2013

Fiestas de Madrid (San Antonio de la Florida)


San Antonio de la Florida 


La fiesta de San Antonio de la Florida (denominada popularmente también como verbena de San Antonio de la Florida) es una festividad popular celebrada anualmente cada 13 de junio en honor a San Antonio. 



El lugar de congregación de la romería por el paseo de la Florida hacia la ermita de San Antonio de la Florida. Según la tradición popular la fiesta nace con la costumbre de unas modistillas madrileñas del siglo XIX que vertían trece alfileres en agua bendita de la pila bautismal de la ermita, simulando el acto de las arras matrimoniales. 



El objeto de esta tradición popular es la de invocar a San Antonio como casamentero (procurador de novios). 



Es tradicionalmente una de las primeras verbenas del año, tal y como rezan unos versos de Antonio Trueba: "La primera verbena que Dios envía es la de San Antonio de la Florida". 



Las celebraciones religiosas por San Antonio (originario de Lisboa) ocurren simultáneamente el 13 de junio, en la parroquia de la Santa Cruz de la calle Atocha y corren a cargo de la Real Congregación de San Antonio "el Guindero" (denominada popularmente como: de los "guinderos") distribuyendo panes y cerezas entre sus feligreses.



 A comienzos del siglo XXI la fiesta popular de la Florida se ha trasladado al vecino Parque de la bombilla, lugar donde se realizan las celebraciones populares, las verbenas nocturnas y los concursos temáticos. 



La ermita de San Antonio se edificó en 1798 a orillas del río Manzanares, en honor a Antonio de Padua. El 13 de junio corresponde a la fecha en que fue canonizado. La ermita existente a comienzos del siglo XXI es ya la cuarta edificación religiosa ubicada en ese lugar. 



En 1720 existía una Virgen de Gracia en las cercanías de la puerta de San Vicente, en un humilladero que posteriormente fue re-edificado por José de Churriguera. 



La incorporación, por parte de un soldado, de una figura de San Antonio hizo que durante un tiempo fuera adorado en romería como Nuestra Señora de Gracia y de San Antonio. 



Es muy posible que las lavanderas de la ribera del río Manzanares cultivaran la devoción a esa advocación mariana. A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, no existía en Madrid una romería o verbena dedicada específicamente al santo, aunque comenzaba a ser popular entre los madrileños. 




Los inicios de la Verbena Popular 
Con la finalización del siglo XIX, y comienzos del XX, los nuevos medios de transporte acortaron los tiempos empleados para recorrer las distancias entre la capital y los tranvías hicieron posible el traslado de los madrileños a las zonas de la verbena. 



Uno de los más solicitados y populares era el tranvía número ocho, que salía de la Puerta del Sol y finalizaba en el paseo de la Florida, junto a la ermita. 



La construcción de la estación del Norte y la apertura de la Casa de Campo dieron vitalidad a la zona. La primacía en el calendario verbenero de Madrid fue rota durante los años veinte y cincuenta del siglo XX, debido a la existencia de otra nueva verbena denominada de San Fernando celebrada el 30 de mayo, denominada popularmente de la Princesa (por tener la calle de la Princesa como eje viario). 



Durante el primer tercio del siglo XX la verbena no se celebró junto a las ermitas, sino en la otra margen del río, lugar de merederos y puestos de chocolate. 



Era frecuente que en el periodo de verbena una multitud de campesinos se adentraran a Madrid por la Puerta de San Vicente con la intención de colocar sus puestos de verduras y frutas. La afluencia de personas permitía una mayor venta de sus productos. 



Durante la Guerra Civil la zona quedó inmersa en un frente de batalla que interrumpió su celebración por espacio de un lustro. A pesar de la cercanía con el frente las dos ermitas no sufrieron daños: existen reportes de proyectiles que cayeron en las cercanías. 




Costumbres y Celebración 
Al ser la primera verbena clásica madrileña que se celebra en el año, convoca a gran parte de los madrileños. 



La fiesta de San Antonio tiene componentes populares y religiosos. Algunos de los componentes populares, como el ritual de los alfileres se fundamenta en la tradición y pervive con el tiempo con su simbología unida a un santo casamentero. 



Otras como la tradición de los panes, meramente religiosa, queda aparentemente en un segundo plano dentro de las celebraciones. 




El ritual de los alfileres 
Es costumbre del siglo XX que las mujeres en edad de contraer matrimonio (es decir, en la terminología popular: casaderas) se acerquen el 13 de junio a la ermita y depositen trece alfileres en la pila bautismal. Simulando el acto de las arras matrimoniales (trece monedas que los novios intercambian en la ceremonia nupcial).



 Siguiendo la tradición creada por las modistillas decimonónicas con el objeto de lograr un noviazgo en el transcurso de ese año. 



A finales del siglo XX se hizo popular que se llenara de alfileres la pila bautismal, y al introducir la mano con la palma abierta hasta el fondo de la pila, al sacarla se comprueba el número de alfileres clavados en la palma, siendo tantos como novios asignados para ese año (es decir del periodo comprendido desde junio a junio del siguiente San Antonio). 



Desde la tradición en la que las modistillas asistían a primeras horas de la mañana (seis y media a siete de la mañana) a poner una vela a San Antonio, besar su reliquia y echar los trece alfileres en la pila bautismal. Ataviadas con mantones, falda larga (trajes de volantes) y claveles ajustados al cabello. 



Hasta la celebración de comienzos del siglo XXI, hay gran diferencia: La afluencia masiva de público genera largas colas de espera a la pila bautismal. 




El "Pan del Santo" 
De la costumbre de asistir a la misa para la “bendición de los panecillos”, tras la que se reparten entre los asistentes del día 13 los denominados panes del Santo que se suelen guardar durante un año con el objeto de ser bendecidos con bienes materiales, mediante el ahorro. De allí que estos panes, denominados también panes de los pobres sean bendecidos. 



La verbena se llenaba en sus días de diferentes vendedores callejeros: aguajoleros, buñoleros, barquilleros, reposteros, avellaneros, naranjeros, etc. En periodos más cercanos al siglo XXI se incluyeron puestos que ofrecían especialidades típicas de la cocina madrileña.




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